Historia
de la educación en México.
Educación y globalización.
El uso de los términos
“internacionalización”, “globalización” o “mundialización” ha dado lugar a un
amplio debate que trasciende el ámbito académico. Mientras unos piensan que
ellos son sinónimos, los otros subrayan diferencias significativas acerca del
mundo contemporáneo.
Como simples ciudadanos cada vez somos
más conscientes de que vivimos en un mundo que se ha globalizado: el fenómeno
toca ya todos los aspectos de la vida social, la economía en primer término.
Las nuevas tecnologías y su aplicación
al desarrollo de la producción, las finanzas y los servicios, entre otras
áreas, han impuesto un ritmo de vértigo a los asuntos humanos.
Lo mismo ocurre en otros campos
científicos o humanísticos, cuya disponibilidad favorece, a su vez, la
investigación.
Sin embargo, aunque la velocidad con que se han producido tales cambios no nos ha permitido responder cabalmente dichas preguntas, ahora, por lo menos, tenemos conciencia de su importancia.
De ahí la urgencia de estar atentos para conocer y comprender mejor un proceso que parece no tener límites.
Se requiere, hay que decirlo una vez más, de toda una reforma educativa “La educación es la principal inversión de infraestructura en la era de la información.
Pero la reforma educativa no consiste sólo en mayor escolarización o en introducir Internet en las escuelas.
No es una política fácil ni rápida, pero es la condición
indispensable para la transición de conjunto de la sociedad al informacionismo.
La universidad no conduce
a nada si no trabaja con material humano que ha sido educado convenientemente
en los niveles primario y secundario.
La globalización de las economías y la internacionalización
educativa están reflejando cada vez más la mundialización del aprendizaje y de
la investigación.
Las integraciones internacionales, regionales y mundiales son a la vez las grandes avenidas que hoy en día se recorren gracias a las nuevas tecnologías y a las súper carreteras de la información.
Como dice Joselyne Gacel-Ávila: “Si la sociedad global requiere
de la formación de una auténtica ciudadanía global para su progreso, entonces
la educación, verdadera base de la integración regional, internacional y
global, debe ser la arena donde se le prepara para el cambio.
Por ello la internacionalización educativa, aunque restringida de momento a nivel terciario, en el futuro debe permear en todos los niveles educativos”.
La ecuación siempre ha sido una instancia estratégica en la formación cultural y en la adopción del compromiso social, tanto de las instituciones, como también de los estudiantes, los profesores y los investigadores.
No podemos
conformarnos con ser meros agentes repetitivos de los que se hace o deja de
hacer en los países desarrollados.
Justo porque la
realidad se ha mundializado, la enseñanza puede convertirse en una palanca
impresionante para empujar al crecimiento y la equidad.
América Latina y el Caribe tienen en sus universidades la mejor garantía para acceder a la revolución científica y tecnológica sin hipotecar su propio futuro.
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